Carlos Graterol
12 de jul de 2024
Los hikikomori suelen evitar cualquier tipo de interacción social y dependen completamente de sus familiares para su sustento diario
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El fenómeno hikikomori, que se originó en Japón en la década de 1990, describe a personas que se aíslan severamente del mundo exterior, permaneciendo confinadas en sus habitaciones durante meses o incluso años. Este comportamiento se asocia con una combinación de factores sociales, psicológicos y familiares, incluyendo la presión académica, el desempleo y las dificultades en las relaciones interpersonales.
Los hikikomori suelen evitar cualquier tipo de interacción social y dependen completamente de sus familiares para su sustento diario. Aunque inicialmente se consideraba un problema específico de Japón, el fenómeno ha ido ganando reconocimiento y preocupación a nivel mundial, ya que se observan casos similares en países como Corea del Sur, Estados Unidos, España y Francia.
A medida que la sociedad global enfrenta un aumento en las presiones sociales y económicas, el fenómeno hikikomori se está volviendo más común en diversas culturas. La pandemia de COVID-19 exacerbó esta situación, ya que el aislamiento social prolongado y la incertidumbre económica han llevado a más personas, especialmente jóvenes, a retirarse del mundo exterior.
Países como Corea del Sur han implementado programas innovadores para abordar este problema, incluyendo experiencias de confinamiento para padres, con el fin de mejorar la comprensión y la comunicación entre familiares.
El programa, organizado por la Fundación Juvenil de Corea y el Centro de Recuperación Ballena Azul, consiste en un confinamiento voluntario de tres días en una celda de 5 metros cuadrados en una instalación llamada la Fábrica de la Felicidad. Los padres permanecen sin teléfonos ni computadoras, con solo un agujero en la puerta para recibir sus comidas. La intención es que vivan una experiencia similar al aislamiento de sus hijos para desarrollar una mayor empatía y comprensión hacia ellos.
La señora Jin Young-hae, cuyo hijo de 24 años lleva tres años aislado, participó en el programa y expresó que la experiencia le permitió entender la "prisión emocional" de su hijo. Antes del confinamiento, Jin no comprendía completamente las razones detrás del comportamiento de su hijo, pero leer notas de otros jóvenes en situaciones similares le ofreció una perspectiva reveladora.
El aislamiento de los jóvenes a menudo está vinculado a factores como dificultades para encontrar empleo, problemas de relaciones interpersonales y expectativas sociales insostenibles. El profesor Jeong Go-woon, de la Universidad Kyung Hee, señala que la presión para alcanzar grandes hitos en la vida en momentos específicos amplifica la ansiedad de los jóvenes, exacerbada por el estancamiento económico y la alta competencia laboral.
Los padres que participan en el programa buscan no solo entender mejor a sus hijos, sino también encontrar formas más efectivas de comunicarse con ellos. La esperanza es que, al vivir una experiencia de aislamiento, puedan ofrecer un apoyo más empático y considerado a sus hijos, ayudándoles a reintegrarse gradualmente en la sociedad. Fuente: BBC
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