Carlos Graterol
13 de may de 2024
Entender cómo funciona nuestro cerebro durante el scrolling y aplicar estrategias para limitar su impacto en nuestras vidas puede ayudar a mantener una relación más saludable con la tecnología y a vivir de manera más consciente y equilibrada
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¿Alguna vez te has preguntado qué sucede en tu cerebro cuando estás absorto en el interminable mundo del scrolling en tu celular? Según expertos, este hábito tan común tiene raíces profundas en el funcionamiento neuronal y en la búsqueda constante de placer.
El acto de desplazarse por la pantalla se ha convertido en una actividad automática para muchos, alimentada por la constante novedad y el placer que nuestro cerebro busca. Desde el primer clic que enciende la pantalla, entran en juego ciertas funciones cerebrales y el diseño meticuloso de las aplicaciones de nuestros dispositivos, creando una combinación perfecta que nos mantiene enganchados.
El sistema de recompensa del cerebro, responsable de buscar placer y repetir experiencias gratificantes, se activa durante el scrolling. Este sistema, similar al que se activa con sustancias adictivas como el alcohol, nos impulsa a buscar constantemente nueva información y entretenimiento en nuestras redes sociales y otras plataformas.
Sin embargo, esta búsqueda de placer se contrarresta con la función de la corteza prefrontal, encargada de tomar decisiones equilibradas y controlar impulsos. En muchas personas, esta parte del cerebro puede verse abrumada por el deseo constante de buscar placer, especialmente en los jóvenes cuya corteza prefrontal aún no está completamente desarrollada.
El resultado es un estado de flujo mental en el que perdemos la noción del tiempo y nos sumergimos en la pantalla sin control. Esta inmersión constante en el mundo digital puede tener efectos negativos en nuestra vida diaria y en nuestra salud mental.
Para evitar caer en el scrolling compulsivo, los expertos sugieren algunas estrategias simples pero efectivas. Establecer rituales que nos separen del celular, como salir a caminar sin él o no permitirlo en la mesa durante las comidas, puede ayudar a reducir el tiempo de pantalla y fomentar la conexión con el mundo real.
Interactuar más con el entorno físico y realizar tareas sin depender del celular también puede ayudar a romper el ciclo del scrolling compulsivo. Finalmente, aprender a navegar y resistir los impulsos de usar el celular, practicando la conciencia plena y la autorregulación, puede ser clave para recuperar el control sobre nuestro tiempo y nuestra atención.
Entender cómo funciona nuestro cerebro durante el scrolling y aplicar estrategias para limitar su impacto en nuestras vidas puede ayudar a mantener una relación más saludable con la tecnología y a vivir de manera más consciente y equilibrada. Fuente: BBC
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