Carlos Graterol
9 de ago de 2024
Estos ejemplos son solo una pequeña muestra del vasto conocimiento indígena que ha sido redescubierto y valorado por la ciencia moderna
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A lo largo de la historia, las comunidades indígenas han sido depositarias de un conocimiento ancestral que ha contribuido de manera significativa a la ciencia moderna, aunque muchas veces ha sido ignorado o redescubierto siglos después. Estos conocimientos abarcan desde la medicina hasta la agricultura, mostrando que las innovaciones indígenas siguen siendo relevantes en el mundo actual.
En el campo de la medicina, los indígenas norteamericanos fueron los primeros en utilizar el ácido salicílico, extraído de la corteza del sauce negro, para aliviar dolores musculares y óseos. Este compuesto es la base de la aspirina, un fármaco esencial en la medicina moderna. De manera similar, los mapuches en Chile conocían desde tiempos ancestrales las propiedades curativas del quillay, un árbol cuya corteza fue clave para el desarrollo de vacunas durante la pandemia de COVID-19.
La alimentación también ha sido un área donde los conocimientos indígenas han dejado su marca. Superalimentos como la espirulina, la quinua y la chía, ahora populares por sus propiedades nutricionales, fueron parte fundamental de las dietas de pueblos como los mexicas e incas. Estos alimentos, ignorados durante siglos, han resurgido gracias a su alto valor nutritivo, lo que demuestra la sabiduría ancestral en la selección y cultivo de especies beneficiosas para la salud.
La hibridación de plantas, una técnica clave en la agricultura moderna, también tiene sus raíces en las prácticas indígenas. Mucho antes de los estudios de Mendel, los pueblos indígenas de América ya cruzaban especies de plantas para mejorar sus cultivos. Este conocimiento permitió la domesticación y diversificación de alimentos básicos como el maíz y la papa, esenciales en la dieta global actual.
Los indígenas también desarrollaron métodos avanzados para protegerse del sol, utilizando productos naturales como el aceite de achiote, y fueron los inventores de las primeras gafas de sol, diseñadas por los Innuit para protegerse del reflejo solar en la nieve. Estas innovaciones, lejos de ser simples curiosidades, son testimonios de la profunda conexión de los pueblos indígenas con su entorno y de su habilidad para desarrollar soluciones efectivas mucho antes de que la ciencia moderna las adoptara.
Estos ejemplos son solo una pequeña muestra del vasto conocimiento indígena que ha sido redescubierto y valorado por la ciencia moderna. Fuente: BBC
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