Carlos Graterol
18 de oct de 2023
El dolor, una experiencia universal y constante, ha desafiado durante mucho tiempo los intentos de definición precisos
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Existe un consenso general de que el dolor va más allá de lo meramente biológico, ya que también se convierte en una experiencia emocional. La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) invirtió dos años en 1978 para definirlo adecuadamente. Parte de su complejidad radica en que se presenta en diversas formas y afecta a las personas de manera única.
El dolor se clasifica en tres tipos fundamentales según la fisiopatología, que analiza las alteraciones en el funcionamiento del cuerpo humano:
Dolor nociceptivo: este es el dolor más común y se desencadena por una lesión física o daño en el cuerpo, como una herida, fractura o inflamación. Es una señal de alarma y protección del organismo, destinada a hacer que descansemos y permitir la recuperación.
Dolor neuropático: el dolor neuropático es especialmente intenso y está relacionado con alteraciones en el sistema nervioso central. Afecta aproximadamente a una de cada 20 personas en el mundo occidental y puede ser causado por lesiones o enfermedades que impactan en la transmisión de información al cerebro. Este tipo de dolor es a menudo descrito de manera inusual, como una sensación de quemazón, congelación o descargas eléctricas.
Dolor crónico primario: este es el tipo de dolor más misterioso, ya que no tiene una causa biológica obvia. Las personas que lo padecen pueden experimentar dolor constante durante más de tres meses en una o más áreas anatómicas, acompañado de malestar emocional o discapacidad funcional. Aunque no se comprende completamente su origen, se ha reconocido como un dolor real y se ha categorizado como una enfermedad por derecho propio.
Este tercer tipo, el dolor crónico primario, representa un enigma. Se caracteriza por su persistencia y la falta de una causa clara. Aunque no se entiende completamente su propósito o razón, la ciencia moderna ha comenzado a considerar el dolor como una enfermedad en sí misma.
La inclusión de esta categoría en la 11.ª Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS) refleja este avance en la comprensión del dolor crónico. A pesar de los misterios pendientes, esta nueva perspectiva ofrece esperanza a quienes padecen dolor sin una causa biológica evidente y abre nuevas vías para la investigación y el alivio del sufrimiento. Fuente: BBC
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