
Carlos Graterol
15 de sept de 2023
Tu esponja de cocina, ese fiel aliado en la batalla contra los platos sucios, podría estar escondiendo más secretos de lo que crees
En inSouth Magazine nos preocupamos por tu bienestar, por eso te traemos esta información para cuidar y mejorar tu estilo de vida.

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A simple vista, puede parecer que está en buen estado, pero en realidad, las esponjas, rejillas y repasadores de cocina son refugios ideales para una amplia variedad de bacterias.
La Universidad de Sonora advierte que las esponjas, con su estructura porosa que retiene la humedad, actúan como incubadoras de microorganismos, algunos de los cuales pueden causar olores desagradables y, en casos más graves, enfermedades. Un estudio de la Universidad de Justus Liebig en Alemania incluso encontró que las esponjas pueden albergar más bacterias que un inodoro, incluyendo algunas con potencial patógeno.
Entonces, ¿cada cuánto deberías cambiar tu esponja de cocina? Según diversos estudios, lo más recomendable es hacerlo al menos cada 15 días. Sin embargo, existen señales claras que podrían indicarte que es hora de decirle adiós a tu esponja actual:
Separación de la fibra: si la fibra se separa de la esponja, es un signo evidente de desgaste.
Cambios en el color o textura: si la esponja ha perdido su color original, se siente suave o se ha deformado, es hora de reemplazarla.
Formación de bolitas o rollitos: si notas que la fibra de la esponja se agrupa en pequeñas bolitas o rollitos, es momento de buscar una nueva.
Mal olor: si tu esponja emite un olor desagradable incluso después de lavarla, es un claro indicador de la presencia de bacterias.
Sensación pegajosa: si la esponja se siente pegajosa al tacto, podría estar albergando una comunidad no deseada de microorganismos.
Puntos negros o blancos: si encuentras puntos negros o blancos en la fibra de la esponja, es mejor desecharla.
Consejos para cuidar tu esponja de cocina: para prolongar la vida útil de tu esponja y prevenir la proliferación de bacterias, aquí tienes algunos consejos:
Antes de lavar los platos, retira los restos de comida con una servilleta.
Exprime la esponja después de lavar para eliminar el exceso de agua y no la dejes sumergida, ya que las bacterias prosperan en ambientes húmedos.
Lava la esponja con una solución de agua y cloro o déjala en remojo en una mezcla de cloro y agua hirviendo durante unos minutos.
También puedes remojar la esponja en vinagre durante la noche y luego secarla al sol.
Hervir las esponjas y trapos una vez a la semana puede eliminar hasta el 60 % de las bacterias.
Considera optar por esponjas de fibras naturales, que son biodegradables.
Recuerda que, aunque tu esponja luzca bien por fuera, es importante estar atento a estas señales para mantener tu cocina libre de bacterias no deseadas. Tu salud y la de tu familia te lo agradecerán.

Fuente: La Nación
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